martes, 9 de julio de 2013

Cambios de aire de una nueva economía: 3 aspectos que podemos trabajar a nuestro favor




¿Qué hacían las personas antes que la revolución industrial las sacara de su modo de vida?

Vivían por su propia cuenta y riesgo. La gran mayoría sin algo que fuera propio. Trabajando la cosa de otros: amos que no pagaban y solo cobraban su parte; la mayor de las partes, además del derecho de pernada. Una vida al ritmo del ciclo de las plantas y de los animales; ritmo que no espera, ni pide favores; solo reclama y en un descuido, a modo de reclamo definitivo, se muere sin dar el fruto esperado.

Modo de vida que tenía poco de modo y de vida. Una existencia para morir pronto y de cansancio, para así no morir de hambre, o de alguna peste, o de tristeza.

Y la revolución industrial vino a ser, en ese tiempo de transición, no más que un cambio de aire. Del aire cargado de olores animales, al aire cargado de aceite y humo de máquinas. De unas bestias a otras, el hombre en medio, bestializado.

Pero aquellas bestias, las del campo y las de las fábricas, necesitaban muchas manos. Y en la industria, la reunión de hombres se hizo unión para defenderse. El hombre se acostumbro a vivir como parte de una economía de producir y consumir.

Pero llegan nuevos aires; esta vez cambiamos el aire estéril de oficinas y talleres, por el aire de los rincones de nuestras residencias (por cierto, ya no están allí ni las plantas ni los animales que habrían producido algún alimento para sostenernos). Este cambio de aire anuncia una nueva economía en la que ya no hacen falta tantas manos; la productividad ya no depende del hombre. Ahora hay inteligencia de máquinas, que cada día saben hacer más cosas y compiten con una inteligencia humana, que cada vez es más prescindible. Pero una cosa es ser dueño de las máquinas que producen y otra es ser dueño de una inteligencia que ya no interesa (tanto). Así, cada vez más trabajadores y sus familias, vamos acostumbrándonos a vivir con menos horas de trabajo, con menos empleos, con hambre. Si, habíamos imaginado un futuro en el que las máquinas trabajaban para nosotros, solo que nosotros parece ser un grupo más bien pequeño. Bien por ellos.

Esta economía no solo es diferente al prescindir de grandes cantidades de manos; pareciera que está configurándose para prescindir también de grandes cantidades de bocas. Aunque todavía no es totalmente evidente, estamos migrando de una economía de la producción masiva, de productos accesibles, a una economía de escasez y exclusividad; una economía de quien tiene recursos para quien tiene recursos. Es en la periferia, en los márgenes, en donde ahora se nota más, pero está creciendo por todas partes, solo es cuestión de tiempo para que sea el nuevo orden de las cosas.

Pero ¿Nos quedaremos con esta distopía, con la idea de un futuro sombrío, con un panorama de grupos numerosos de gente-topo sobreviviendo en la red de alcantarillado? ¿O haremos algo, característico de nuestra terquedad humana de hallar o hacer caminos en donde aparenta no haberlos? Si estamos dispuestos a luchar, hablemos sobre tres aspectos que podemos trabajar a nuestro favor.

Para empezar debemos re-evaluar nuestros talentos, esa inteligencia y capacidad que está en nosotros y nos da la ventaja o diferencia para competir, aquí y ahora. Pudiera ser que tu talento, combinado con tu edad y con tu ubicación, sea todavía atractivo para la economía que languidece o para la que emerge. Tal vez tengas que hacer unas concesiones; como trabajar por tu cuenta en vez de ser un empleado; aún así, tienes una puerta abierta que te otorga tiempo para considerar, con menos angustia, todas tus opciones a largo plazo. Pero ¿Qué pasa si tus talentos, en los que has invertido una parte importante de tu vida, ya están demodé? Si este es el caso, puedes intentar adquirir, es decir desarrollar, nuevos talentos; lo que no está exento de requerir sustanciosas cuotas de motivación, disciplina, constancia, perseverancia y suerte; si, suerte, porque no hay ninguna garantía de demanda y valoración justa de esas competencias para cuando tu estés listo. Y sin embargo, si se estudian muy bien las tendencias y se establece un programa de desarrollo más que atlético, olímpico, como quien ambiciona ganar la medalla de oro en una gesta mundial, tal vez se dé esa convergencia de ser la persona, en el lugar y el momento adecuados.

Por otra parte, tal vez tus talentos, aunque talentos, no sean precisamente un gran diferenciador o una ventaja competitiva. La exclusividad de los talentos es difícil en la actualidad, considerando que venimos y aún vivimos de una economía de la producción masiva, donde más temprano que tarde todo termina siendo un “commodity”, en un mundo de más de 6 millardos de personas. Así tenemos hoy incontables chefs renombrados, artistas virtuosos en sus artes, escritores consumados, técnicos súper especializados en cuanta especialidad pueda imaginarse, gerentes exitosos, etc., etc., etc. En este caso te invitamos a que, sin dejar de pensar en la globalización, pienses en lo local; tal vez localmente tu talento aún sea escaso, si no único. Claro, puede ser que tal vez tu entorno local no sea un mercado suficientemente grande como para vivir solamente del ejercicio de tu talento, por lo que lo siguiente que debes considerar es la diversificación.

La diversificación es algo a abordar desde, al menos, dos perspectivas o dimensiones. Por una parte puedes ser un especialista que hace el mismo trabajo siempre pero en muchos lugares distintos, como un chef a domicilio o un especialista en mantenimiento y reparación de máquinas o equipos. En este caso la diversificación estará dada por las fuentes de trabajo, el mercado, la cartera de clientes. Lo crítico en este caso es el volumen o tamaño de esa cartera, de manera tal que el ciclo de requerimiento-satisfacción, multiplicado por todos tus clientes, te mantenga ocupado lo suficiente para que éste sea tu medio de sustento. Si eres un coach/facilitador que logra vender un curso por mes, por el que factura la sexta parte de lo que requiere para vivir en ese mes, sabrás sin lugar a dudas que requieres aumentar tu cartera muy pronto, o estarás forzado a hacer grandes cambios en tu vida. 

Por otra parte, la diversificación puede abordarse haciendo muchas cosas distintas para muchos clientes. Para ilustrar este caso veamos un día y su rutina. Consideremos que por algún motivo realizas diariamente una ruta, en un horario especifico, y conoces personas que necesitan y están dispuestas a pagar por su traslado diario en esa ruta. En algún momento del día haces de coach de algunas personas y tal vez puedes incorporar a otras para dirigir también el trabajo que ellas hacen. En otro momento del día atiendes tu negocio de catering que puedes promocionar con los clientes de tus otros servicios. O tal vez tus talentos abarcan la jardinería, el mantenimiento general de edificaciones y así por el estilo. Puedes incluir también ventas por teléfono o puerta-a-puerta. Aún te queda algún tiempo al final de la jornada para hacer análisis de datos y preparación de algún tipo de reportes, en remoto, sin tener que ir a alguna oficina. Tal vez ya te diste cuenta, a estas alturas del relato, que hemos repasado la jornada de una mamá, principalmente en su rol de ama de casa, que haciendo su rutina diaria puede también encontrar múltiples oportunidades de desarrollar medios de sustento. Y así puede pasar casi con cualquier persona en cualquier rol que desempeñe; tal vez estamos tan sumergidos en la rutina que no prestamos atención a las oportunidades.

El tercer aspecto a tratar se refiere a los medios disponibles, o que pueden ser desarrollados, para promover y colocar tu oferta de productos y servicios a quienes pueden ser tus clientes potenciales. Claro está que hablamos del mercado o de los mercados (marketplaces). Tal vez en tu comunidad, en un día y hora dados de la semana, se reúnen tus vecinos en un mercadillo en el que ofrecen hortalizas, flores, conservas, pastelería, fiambres y cosas por el estilo. El siguiente paso sería, si aún no existe, estimular el funcionamiento de un mercado de oficios y servicios. Dicho mercado puede funcionar como lo hace el mercadillo, pero también puede habilitarse una cartelera única en el centro comunitario o una página de internet. La misma promoción y coordinación de un mercado puede ser un trabajo de tiempo completo. Lo aconsejable sería participar en tantos mercados como sea posible, locales o globales, siempre que exista afinidad entre estos y tu oferta. Creo que incluso sería muy conveniente trabajar para establecer algún mecanismo de interconexión entre todos estos micro-mercados, pero ya esto queda en el mediano y largo plazo.

Lo más importante es no rendirse. Un signo de la rendición es no hacer nada y languidecer, en la autocompasión, buscando culpables en lugar de inventar soluciones. Por otra parte, ayuda mucho leer, conversar, intercambiar ideas; pero ayuda más intentar algo y experimentar; no importa si solo, aunque siempre es mejor en equipo; aprender de las equivocaciones propias y ajenas; perseverar hasta lograr el objetivo propuesto y luego continuar con el siguiente. Está en la naturaleza de las cosas vivas: adaptar, evolucionar y sobrevivir.

Estamos en lo mismo: talento, diversificación y mercados. Nos vemos en el camino.